lunes, 24 de octubre de 2011

Si son iguales que parezcan iguales. Mismo medicamento, misma apariencia

El gobierno español ha impuesto por decreto a los médicos la obligación de prescribir por principio activo. Esta medida ha sido tomada por razones económicas, para no pagar más por los mismos medicamentos. Nada que objetar desde el punto de vista económico.

Pero si lo miramos desde el punto de vista de la seguridad del paciente, el problema es más complejo.

La prescripción por principio activo tiene a su favor que mejora la identificación de los fármacos por parte de  los profesionales y los pacientes.  Cuando se hacen informes o listas de medicación con los nombres de los principios, en vez del de las marcas comerciales, disminuye la probabilidad de duplicidad, interacciones o contraindicaciones.

Pero por otro lado supone un riesgo cierto de confusión para los pacientes si cada vez que van a a la farmacia le dan cajas y pastillas de aspecto diferente.

La solución, como propone el ISMP, es homogeneizar el aspecto de los medicamentos que contengan el mismo principio.

Con apariencia similar de los mismos principios activos, la prescripción por ellos mejora la seguridad del paciente. Si cada vez que va el paciente a la farmacia, sin que le hayan cambiado el tratamiento, le dan una caja diferente, la seguridad empeora, y esto tendrá consecuencias en un claro aumento de incidentes, con su coste económico y en salud asociado.

Como dice el Grupo de Seguridad del Paciente de la SEMFYC: Si son iguales, que parezcan iguales.

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